El almacenamiento basado en memorias flash NAND ha jubilado a otros formatos de almacenamiento. En ordenadores personales, las SSD
se han impuesto por completo tanto en equipos nuevos como en
actualizaciones de equipos. Pero, ¿se pueden recuperar los discos duros
para otro tipo de tareas? La respuesta rápida es sí y de varias maneras que te vamos a recordar en este práctico.
Si llevas un tiempo en esto de la informática de consumo, seguro que
tienes por casa o en la oficina discos duros viejos que has ido
reemplazando a la hora de actualizar tu sobremesa o portátil, o los
tienes abandonados en tu vieja consola u otros dispositivos. Si no
tienen un problema físico que impidan su buen funcionamiento, se pueden
aprovechar para varias tareas.
A tener en cuenta antes de empezar
A la hora de recuperar los discos duros hay que tener en cuenta un
par de cuestiones principales para decidir hacia qué tareas los podremos
reconvertir. El tamaño de los discos duros es una de
las claves. Lo más normal es que tengamos discos duros con tamaño
estándar de 3,5 y 2,5 pulgadas. Los primeros fueron (y son usados)
generalmente en PCs de sobremesa, mientras que los de 2,5 pulgadas se
destinaban a ordenadores portátiles. En cuanto a grosores, podremos
encontrar de 12,5, 9 y 7 mm. Estos últimos serán los
más adecuados si queremos utilizar la unidad externa en movilidad por su
menor tamaño y peso, mientras que los primeros seguramente nos
ofrecerán una mayor capacidad de almacenamiento. En ambos casos podemos
contar con adaptadores.
La segunda de las cuestiones es la de la interfaz de conexión interna a la placa base. Podremos encontrarnos con los más antiguos PATA (también conocidos como IDE) que dominaron el mercado desde los 80 hasta comienzos de siglo o los más modernos SATA
que fueron introducidos a partir de 2003. Si tenemos que elegir
obviamente apostaríamos por los segundos ya que nos ofrecerán un mayor
rendimiento.
En cuanto a la interfaz de conexión externa debemos
tener en cuenta la que vamos a usar para su conexión, sea USB, FireWire,
eSATA e incluso Thunderbolt. eSATA es muy, muy rápida porque conecta
directamente a la interfaz SATA del equipo. El problema es que no está
disponible en muchos ordenadores. Lo mismo podemos decir de Thunderbolt,
además que hay poca oferta. En el caso de FireWire, seguramente será la
opción si vamos a utilizar nuestra unidad externa preferentemente con
equipos Apple. Para todos los casos, lo más rentable para la interfaz
externa será usar USB, un estándar soportado casi por cualquier equipo.
Cómo recuperar los discos duros
El uso como unidad externa es el destino natural
para nuestros viejos discos duros. Podemos usarlos para almacenar y
transportar datos; guardar copias de seguridad; utilizarlos como medios
de arranque para instalar sistemas operativos o para contenido de
entretenimiento que conectado a un router o a un smart tv nos permita
visualizar películas o series en la red local. Podemos reconvertir
nuestro disco duro en una unidad externa de varias maneras:
– Un cable. Lo más simple de todo es un solo cable
que conecte la interfaz (y alimentación) de un disco duro a un puerto
externo de un sobremesa o portátil. Es una solución poco estética a la
vista y también a la hora de transportarlo, por lo que solo lo
utilizaríamos en un escritorio informático. Eso sí, más sencillo
imposible y baratísimo ya que los tienes disponibles por apenas 6 euros.

Una base. Más caro que un simple cable, pero más versátil y estético es una base de conexión o dock.
Su uso es tan sencillo como ‘pinchar’ los discos duros en sus
alojamientos y conectar la base a un PC. Generalmente, ofrecen varias
bahías para discos de 2,5 o 3,5 pulgadas que son los que habrás retirado
de portátiles o sobremesas y pueden manejar varias interfaces. Está
enfocado mayormente a usos en un escritorio informático (o salón para
conectar al router, streamer o televisor) aunque como el anterior se
puede transportar y usar en distintos equipos. Hay una amplia oferta en todos los rangos de precio, desde 20 euros.

– Una carcasa. Si vamos a recuperar los discos duros de
manera individual, lo más elegante es utilizar una carcasa-chasis donde
colocaremos la unidad. Incluye su propia circuitería y solo es cuestión
de retirar unos tornillos e instalarla. Hay oferta
para discos de 3,5 pulgadas y también para los de 2,5 pulgadas, que son
la mejor solución si queremos usarlo como disco duro portátil que
vayamos a mover fuera del escritorio. Su precio es muy barato, desde
apenas 10 euros.
Junto a una SSD
Las unidades de estado sólido han ido aumentando capacidad de
almacenamiento y bajando su precio, pero los discos duros siguen siendo
imbatibles en la relación de coste por GB. Muchos usuarios que usamos
sobremesas y necesitamos una gran capacidad, seguimos la estrategia de
montar discos duros junto a las SSD para cubrir ambos mundos, el del
rendimiento y el de la capacidad.
De esta manera, podemos usar una SSD pequeña y barata que usaremos
como unidad de arranque y donde incluiremos el sistema operativo y
principales aplicaciones, usando los discos duros para el almacenamiento
masivo. En este escenario, una buena opción es usar múltiples discos
duros en RAID que acerque su rendimiento a la de SSD. En portátiles, no
es infrecuente que también podamos usar la misma estrategia, una SSD
PCIe como unidad de arranque y un disco duro de 2,5″.
Uso en NAS
Estos dispositivos que suman tecnologías de almacenamiento y redes
son otro buen destino para recuperar los discos duros. Y es que los NAS
cuentan con su propio hardware, sistemas operativos y aplicaciones, lo
que les permite funcionar con independencia de PCs y sistemas
operativos, funcionando prácticamente sobre cualquier infraestructura.
Además, en estos dispositivos se prima más la capacidad que el
rendimiento de las unidades de almacenamiento, ya que éste viene dado
mayormente por la red utilizada. Podemos usarlos como servidor de
medios; cliente P2P; videovigilancia; Backup… y en general para montarse
una nube privada a la que podemos acceder desde cualquier parte del
mundo vía Internet.
Para crear medios de arranque
Ya vimos arriba la facilidad para convertir un disco duro interno en
una unidad externa. Pero no solo se puede usar para almacenamiento de
datos y otra gran opción es la de usarla para crear un medio autoarrancable
con múltiples sistemas operativos. Como sucede en los NAS, aquí no
necesitamos un rendimiento estratosférico porque siempre tendremos las
limitaciones de USB. Teniendo en cuenta la gran capacidad de
almacenamiento de los discos duros, podremos incluir en ellos todo lo
que queramos.
Consolas y entretenimiento
La capacidad de almacenamiento interna de las consolas de videojuegos
suele ser bastante limitada, teniendo en cuenta el gran espacio que
ocupan los grandes juegos. Lo ideal sería ampliarlas con unidades de
estado sólido, pero su precio es elevado. La mayoría de consolas cuenta
con puertos USB que se pueden usar para conectar discos duros externos y
aumentar su capacidad. Si puedes sacrificar un poco de rendimiento
(tiempo de carga de los juegos esencialmente) podrás tener una capacidad
altísima en tu consola a muy bajo precio.
Lo mismo se puede decir de su uso para otro tipo de entretenimiento,
como almacenar películas o series que podemos visualizar conectando la
unidad directamente a un televisor inteligente. Aquí el apartado del
rendimiento es trivial y tendremos la misma experiencia que al usar
almacenamiento sólido.
Saludos.